martes, 22 de mayo de 2012

Fischer-Dieskau y nuestro monte particular

El pasado 18 de mayo murió Dietrich Fischer-Dieskau, uno de los más grandes cantantes de todos los tiempos y un músico capital en la historia de la interpretación del pasado siglo XX. Su voz y sus cualidades técnicas e interpretativas le convirtieron en un maestro de la lírica universal. Abordó multitud de géneros, épocas y estilos; dejó para la historia una extensa  discografía, realizó una inestimable labor pedagógica y una profunda reflexión teórica e intelectual. En vista de lo cual las secciones culturales de los periódicos españoles le dedicaron menos espacio que a Donna Summer que había muerto unos días antes.

Repito, las secciones culturales. No esperaba un especial informativo, ni que se diese la noticia en los telediarios (como se dio la de Donna Summer) o que se desatase un debate en Sálvame sobre si es mejor la versión del Winterreise (Viaje de invierno) que hizo con Moore o la de Brendel. No, no es eso pero.... Se que no retransmitirán su funeral y que (gracias a Dios) Bocelli no destrozará nada cantando mientras vemos a Varady llorar. A fin de cuentas Dieskau no cantó nunca con Fredy Mercuri, ni hizo una gira de los tres barítonos, ni grabó un disco destrozando rancheras y no dio un concierto de "Dietrich and Friends" haciendo dúos con cualquier cantamañanas de turno. Claro, así es imposible ser querido y popular.

Por si alguien se está preguntando ¿y este quien es? empezaremos por decir que nació en Berlín el 28 de mayo de 1925 y le bautizaron como Albert Dietrich Fischer. Su padre añadió Dieskau, el apellido de la madre, descendiente de Carl Heinrich von Dieskau para quien Bach había compuesto en 1742 su Cantata Burlesque. Ni más ni menos. Tenía unas condiciones naturales asombrosas, comenzó a cantar y a estudiar piano con 9 años y canto con dieciséis. A los diecisiete dio su primer recital interpretando El Viaje de Invierno, uno de los ciclos de Schubert que le acompañaría durante toda su vida. Aquel concierto fue interrumpido por un bombardeo y sus estudios y su carrera, por la propia guerra. Fue llamado a filas incorporándose a la Wehrmacht y le enviaron a Italia donde el ejército USA le hizo prisionero en 1945. Como en las películas, durante los dos años que estuvo preso cantaba lieder de Schubert y Schuman para los soldados lo que parece un poco leyenda pero queda estupendo. Otras biografías dicen que los americanos no le querían soltar porque cantaba muy bien pero el caso es que en 1947 vuelve a Alemania y debuta cantando el Requiem Alemán de Brahms en una sustitución. En 1948 le contrata la Ópera estatal de Berlín, debutando como Posa en el Don Carlo de Verdi bajo la dirección de Ferenc Fricsay (¡que músicos, que tiempos!). A pesar de los defectos he puesto este vídeo del 89 del Requiem Alemán porque Dieskau, ya mayor, canta como nadie con una voz ya tocada; es elegancia y talento en estado puro.
Brahms. Ein deutsches Requiem. 11. Mai 1989 Tokio. Sawallisch 
Empieza a partir de aquí Fischer-Dieskau  una carrera realmente impresionante que le lleva a cantar y a actuar en los grandes teatros y salas de conciertos. Pocos cantantes de la historia han podido abarcar un repertorio tan variado alcanzando tal grado de excelencia; Dieskau cantaba lo que él sabía que podía y todo lo hacía bien. De Bach a Wagner, de Mozart a Schubert y Brahms o Mahler. Hacía lied, oratorio, concierto y lo mismo grababa la Pasión Según San Mateo que estrenaba en 1962 el War Requiem de Britten que se lo pidió expresamente. No era un cantante de ópera tradicional, no era un divo, pero dejó una huella imborrable en todos los personajes que interpretó; él los hacía diferentes y su Mozart y su Wagner crearon escuela. También dio muestra de su maestría en el repertorio italiano donde muchos le ponían reparos por no ser un barítono al uso. A fin de cuentas debutó con el Posa de Don Carlo y, digan lo que digan, su marqués es un modelo de elegancia, de línea de canto y de creación dramática; tan sólo por como decía "Per me giunto è il dì supremo, No,mai più ci rivedrem" merece la inmortalidad. Todo su Verdi es especial, entre otras cosas, porque, sin ser italo parlante de origen, pronuncia el texto con una claridad extraordinaria dando sentido y significado a cada palabra, con el mismo planteamiento que para un lied de Schubert, tal y como el mismo confesó.
 Don Carlo Verdi.La versión de Solti para Decca
Trabajó con los mejores cantantes y casi todos le admiraban como a un maestro. Se convirtió en la referencia de cualquier liederista y le dirigieron los mejores desde su favorito, Furtwängler, a Solti, pasando por, Karajan, Abbado, Sawallisch o Kempe. Y grabó, grabó muchísimos discos. Cuando los discos eran de vinilo y había que ir a la tienda a comprarlos yo tenía unida la imagen de Dieskau a la etiqueta amarilla de Deutsche Grammophon. Aparecía en tantas grabaciones que fue mi profesor con compositores a los que aprendí a querer gracias a él. La primera Pasión según San Mateo que tuve era una selección de la de Richter y él, como bajo, cantaba el  "Mache dich, mein Herze, rein" y yo lo escuchaba una y otra vez. Con los años me pasé al bando de Harnoncourt, los instrumentos originales y las versiones historicistas. Pero no le traicioné porque nunca, nunca, nadie, jamás lo cantó como él.

Dieskau estuvo en activo hasta el 92 y se despidió en silencio y sin estridencias. También fue un notable director de orquesta, un musicólogo y escritor no de su biografía de cantante, contando anécdotas, sino de ensayos como Wagner y Nietzsche: el mistagogo y su apóstata o su muy interesante libro sobre los lieder de Schubert. Durante muchos años compaginó su agenda de conciertos con el ejercicio de la pedagogía y retirado de los escenarios seguía dando clases magistrales. Por si fuera poco también pintaba. Para ver una aproximación a su discografía se puede ir aquí, o  a su pagina o consultar en Deutsche Grammophon aunque también grabó, y mucho, en otras casas.

Se casó cuatro veces la última en 1977 con Julia Varady, una de las grandes sopranos de la segunda mitad del XX. Hasta eso lo hizo bien porque ella tenía y tiene el exceso y la visceralidad que él no tuvo jamás y le completaba. A través de sus enseñanzas, la ayudó a convertirse en una cantante de culto de la que tampoco dirán nada nuestros periódicos cuando muera. Varady adoraba a su marido y habla de él no con cariño sino con devoción; Fischer-Dieskau era su centro del universo y a través de sus palabras le hacía un hombre más entrañable de lo que parecía siempre debido a su tamaño, casi 1,90, y a su aire un poco estirado. Fue ella la que anunció su muerte en en su casa de Starnberg (Baviera) y es a ella a la que Dieskau acompaña  en este vídeo del lied de Schubert "La muerte y la doncella" ("Der Tod und das Mädchen") del que luego escribiría el autor el famoso cuarteto. Viéndolo ahora resulta conmovedor como cierra Varady los ojos después de cantar las últimas palabras de la muerte: "debes dormir en mi regazo..." y como pone la mano en el hombro de su marido.

Dieskau era para muchos como un amigo con quien habíamos crecido y aprendido. Pero mucho más importante es que era más que un cantante o un músico; era un intelectual, en el sentido más noble de la palabra, que se expresaba a través de la música comprendiéndola en su totalidad. Marcó una época, cerró un tiempo e influyó en las generaciones posteriores de intérpretes y oyentes tanto como lo pudo hacer Callas. Entre nuestros músicos no ha habido ninguno que se le pudiese comparar en cuanto a amplitud de campos de trabajo y formación intelectual. Quizá sea por eso, por pura ignorancia, el trato mezquino que la prensa cultural le ha dado en España dedicándole una cuartilla casi salida de wikipedia. Algunos, días después, se han puesto a escribir sobre "el inolvidable Dieter". El no se merecía este desprecio pero, tristemente, no es sino otro síntoma de lo que la música clásica es en España: mucha superficie, nada de contenido. Tropecientos auditorios, 27 orquestas sinfónicas y seguimos así. Mi amiga boliviana, cuando alguien habla con desdén y condescendencia de su ciudad de Santa Cruz dice una frase que me gusta mucho "¿Tú te crees que esto es monte?" Aquí viene al pelo: en España en algunas cosas seguimos siendo monte.

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