sábado, 24 de marzo de 2012

Molt més que una falla.


En mi familia dicen que de pequeña me gustaba jugar con cerillas y hacía montones con papel de periódicos para prenderles fuego, e incluso que quemé un juguete. Sólo recuerdo lo de encender cerillas una tras otra junto a la cocina. Vamos, que me gustaba el fuego desde siempre. Si a eso le unimos que mi abuela paterna era valenciana pues dos razones para explicar mi "fallerismo".

Si, me gustan las Fallas. Confieso que como muchos no valencianos pensaba que consistían en hacer una especie de escultura y el 19 de marzo quemarla para echar un rato. Pero mi hermana vivió muchos años en Valencia y "poc a poc" me enseñó lo que había detrás y me aficionó. O casi me hizo adicta porque de Fallas me gusta todo: la despertá, las mascletás más que los castillos de fuegos, la Crida, la plantá y la cremá. Soy de las bobas que se emocionan en la ofrenda viendo llorar a un fallera al pasar delante de la Mare de Deu con un bebé en brazos vestido de valenciano, y me sorprende lo que cambia cada año la moda de la indumentaria, lo vivo que está el traje de valenciana. Si no puedo ira a Valencia, las sigo por prensa y por TVFallas, que no es lo mismo ya lo se. Solo me queda apuntarme a una comisión y pagar la cuota. No lo descarto si pasa esta crisis.

Las Fallas son en muchos sentidos como las óperas de Verdi: reunen lo mejor y lo peor de la condición humana sin avergonzarse. Seguro que en las comisiones habrá intrigas entre los que son presidentes y los que no, algunos acusarán a otros de tiranos, los habrá que se queden con el dinero que tanto cuesta conseguir, algunas falleras mayores lo serán por enchufe y los premios de la Junta Central Fallera pueden oler a tongo desde Madrid. Pero junto a eso está el esfuerzo, el trabajo de los artistas, la innovación, la incansable búsqueda de fondos, las reuniones, la camaradería de un grupo, la pura creación de belleza, y toda la ilusión que a veces estalla en lágrimas en la noche de la Cremá.

Tópico pero mi día favorito es el de San José. Me gusta porque después de la mascletá de la plaza del ayuntamiento muchas comisiones disparan las suyas mucho más modestas y paseando de mascletá en mascletá se consigue escucharlas justo detrás de la valla de protección, a unos metros de las cuerdas, y resulta atronador. Como el manto de la Virgen ya está acabado te puedes acercar a verlo en la plaza de la Basílica que está de bote en bote, "de gom a gom". Y a la noche, escoger entre la cremá más auténtica de una falla de barrio, o la de una de primera o especial cada una con su ritual y su encanto. Con precaución, que yo sufrí el calor del fuego en la cara la noche de novatada en la que aprendí que esa no era la distancia. Y también paciencia, que a veces toca esperar durante horas que lleguen los bomberos para empezar a quemar una falla bastante más tarde que la del ayuntamiento.
Na Jordana. Antigua localización. 1982
Y como casi todo el mundo tengo una favorita y la mía es Na Jordana. Será por el barrio o por el lema "Molt més que una falla" de su 125 aniversario que me suena tan familiar pero esta comisión es mi debilidad. No he visto en vivo ninguna plantá en su antigua localización, una plaza de dimensiones tan reducidas que sólo podían montar un monumento vertical que rozaba los edificios vecinos y en la que hicieron grandes propuestas, pero creo que fue el Pinocho del 2001 el que me conquistó. Aquella falla si la vi plantada y cambió el concepto que, muy equivocada, tenía de que un monumento siempre era un montón de figuras de formas voluptuosas y redondeadas formando una pirámide. El Pinocho (2º premio de aquel año y el ninot más alto plantado hasta entonces) sobresalía por encima de los tejados consiguiendo lo que los arquitectos, cursis como pocos, llamamos "una intervención urbana" y fue sin duda la imagen mas potente de aquel año. Seguro que antes otros artistas habían hecho propuestas muy arriesgadas pero para mi aquello fue una sorpresa, un descubrimiento.
Pinocho. 2001
Desde entonces sigo su trabajo esperando su propuesta que a veces me gusta más y otras menos pero son innovadores y apuestan por conceptos que otras fallas recogen más tarde o critican abiertamente. Me gustó la tétrica "Ens vorem a l´Infern" del 2011 con la composición esquelética de las piernas de una muerte con gafas de vista cansada. Pero más aún me ha gustado el Leonardo de este año que ha vuelto a ser, de lejos, la imagen de Fallas 2012. Como era de esperar, conociendo el jurado, no ha estado entre los mejores premios y el primero fue a parar a Nou Campanar con una falla bastante más floja que su espectacular El beso del 2010 año en el que Convento Jerusalén le arrebató el premio gordo.


La apuesta del Leonardo ha sido, incluyendo el logo y el diseño gráfico, muy ambiciosa y su disposición mirando al Turia consiguió lo que ya habían logrado con el Pinocho: alterar el perfil de la ciudad. Por si el diseño fuera poco la construyeron recuperando técnicas tradicionales y reduciendo el volumen de corcho blanco. La falla era altísima, pero la cabeza de Da Vinci tenía la barba construida con finas varillas de madera sujetadas por grapas que le daban una ligereza muy especial, como si flotase. El sistema constructivo favorecía el objetivo final de una falla que no debiera ser otro que la belleza del fuego en la cremá. Miles de personas se acercaron a la plaza para verla arder desde dentro iluminando la cabeza de Leonardo y consumirse en una llama vertical sin que el humo negro del corcho lo envolviera todo. Una maravilla que ojalá sirva de precedente y que puso fin a otra futura leyenda. "Yo vi quemar el Leonardo", dirán los que estuvieron allí. Los que no estuvimos... nos aguantamos y vemos un pálido reflejo por el youtube. Pero el apoyo lejano lo mantengo. A fin de cuentas, Na Jordana es "més que una falla"

Para ver la cremá: http://www.najordana.es/ para aficionarse Recuerdos falleros


2 comentarios:

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | coupon codes